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jueves, 4 de diciembre de 2025

👁️ EL DIA DEL PUEBLO?, O EL DIA QUE DESCUBRIERON QUE EL PUEBLO EXISTE 👀

-:- Vamos a jugar a la escuelita, está es la tarea -:-
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Por Luis Mis - Gato Maya 🐾

En Quintana Roo nuestros diputados, en un rapto de iluminación cívica —de esos que llegan una vez cada sexenio y sólo si Mercurio está retrógrado— decidieron crear “El Día del Pueblo”. Sí, así como lo oye usted: un día especial para que las autoridades salgan a escuchar a la ciudadanía, como si escuchar al pueblo fuera un acto extraordinario y no su trabajo de todos los días.

Y mire usted qué casualidad: esta brillante ocurrencia aparece justo en pleno año electoral venidero. ¡Qué momento tan oportuno para redescubrir a la ciudadanía! Si uno fuera malpensado, diría que es coincidencia… pero en Quintana Roo ya sabemos que la coincidencia es el pasatiempo favorito del político en campaña.

Ahora imagínese usted la escena: funcionarios municipales desplegados en plazas públicas, sonriendo como si acabaran de descubrir la cura del mal humor, tomando notas en libretitas nuevas —esas que compran cuando hay evento— y prometiendo “darle seguimiento” a cada queja.

Porque si algo sabe hacer el político quintanarroense, además de cambiar de partido sin que le de pudor, es dar seguimiento. El problema es que nadie sabe a dónde siguen las cosas. Igual llegan, pero deben venir caminando desde 1998.

Y mientras los diputados aplauden su ingenio legislativo, uno no puede evitar preguntarse: ¿De verdad era necesario inventar un “Día del Pueblo” para que el pueblo fuera escuchado?, ¿No es eso lo que se supone que deben hacer siempre?.

Digo, si necesitaban nombre, pudieron ponerle “Recordatorio de que por esto te pagan”.
Pero bueno, ya sabemos cómo funciona: el político en Quintana Roo puede fallar en casi todo… menos en inventarse ceremonias y discursos para simular que trabaja. Mentir, eso sí, les sale natural. Tanto, que ya lo hacen sin escaleta ni ensayo general.

Mientras tanto los alcaldes ya están practicando su cara de empatía profesional: ceja caída, mirada compasiva y esa postura que dice “entiendo su dolor, pero no puedo hacer nada porque el presupuesto se fue en un festival”.

Y luego llegará el momento más esperado: la foto con la señora que llegó a quejarse de los baches, del alumbrado, del agua, de la inseguridad, del transporte, del basurero, del dengue, del calor y del alcalde mismo.
Pero tranquilos, todo quedará registrado en un folder virtual que sólo se abre cuando hay que presumir “resultados”.

No es cinismo, es experiencia: Los gobiernos aman los días con nombre bonito. Día del Árbol. Día del Policía. Día de la Transparencia. Día del Pueblo. Lo único que falta es que inventen el Día del Cumplimiento, pero ese sí no lo van a celebrar porque la carga emocional sería demasiada.

Ahora, si de verdad quisieran que esto funcionara, harían algo simple: No esperar un día al mes para atender al pueblo. Atenderlo diario. Sin carpas, sin toldos, sin micrófonos, sin selfies. Pero pedirle eso a un político es como pedirle a un gato que no maúlle: va contra la naturaleza.

Aplaudo la intención, aunque llegue tarde, maquillada y perfumada con aroma a campaña. Pero el día que no necesitemos un “Día del Pueblo” será el día que podamos decir que en Quintana Roo ya nos gobiernan servidores públicos… no organizadores de eventos ni expertos en promesas caducas.

Mientras tanto, celebremos. Total, al pueblo siempre le gusta una fiesta. El detalle es que casi nunca lo invitan a la mesa donde se reparte el pastel.