-:- "Lo que no siente el municipe lo está padeciendo Tulum"... -:-
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Por: Jesús López Díaz
En Tulum no hay día tranquilo, y no precisamente por la afluencia turística. El verdadero caos se vive desde el Palacio Municipal, donde gobierna Diego Castañón Trejo, quien parece más enfocado en construir su imagen política que en resolver los problemas reales de un municipio que exige atención inmediata.
El presidente municipal no siente lo duro, sino lo tupido. Las críticas se acumulan y se hacen más intensas. A pesar de ello, decidió estrenar su propia “mañanera” al estilo presidencial, en un intento por conectar con la ciudadanía. Lo que consiguió fue todo lo contrario: abrir la puerta a una avalancha de reclamos, cuestionamientos y evidencias de una administración que hace agua por todos lados.
Un gobierno sin dirección
En lugar de corregir el rumbo, Diego Castañón parece extraviado en sus propias aspiraciones políticas. Sus asesores, si es que realmente los escucha, no solo lo han dejado mal parado, sino que lo han empujado al ridículo. Su equipo de Comunicación Social, encabezado por Adán Quintanilla, ha desaparecido del radar: ni en eventos públicos, ni en las giras que el alcalde realiza para promoverse con miras a futuros cargos.
Y es que, con todo respeto, hay que decirlo con claridad: ¿cómo pretende Castañón Trejo saltar a una nueva responsabilidad si ni siquiera ha podido con la que ya tiene?
Inseguridad y corrupción
La administración actual arrastra graves señalamientos de corrupción, opacidad y negligencia. La seguridad pública está rebasada. El asesinato del secretario de Seguridad, José Roberto Rodríguez Bautista, marcó un antes y un después. A eso se suman los constantes ataques armados en colonias populares como Yaax Tulum. El blindaje prometido se quedó en un discurso vacío.
Y mientras la violencia escala, Diego Castañón aparece en redes disfrutando de cenas en Miami, sonriendo en fotos de promoción personal y realizando giras a otros municipios del sur para promocionar su imagen publica. La desconexión entre su realidad y la del pueblo es abismal.
El desgaste ciudadano
Las encuestas no mienten. De ser uno de los alcaldes con mejor percepción en 2024, ha caído en picada durante este año. La población lo percibe ausente, desinteresado y más ocupado en su futuro político que en gobernar. Las protestas de comunidades como Punta Allen, el aumento en los índices delictivos, los constantes bloqueos y las quejas por falta de servicios básicos son solo una muestra del hartazgo social.
¿Y el compromiso con Tulum?
La gran pregunta es: ¿dónde quedó el compromiso con Tulum? Cada decisión, cada omisión, está dejando huella. Hoy el municipio no necesita más discursos ni conferencias improvisadas. Necesita liderazgo, resultados y presencia.
Si Diego Castañón quiere realmente aspirar a otro puesto de elección popular, primero debe demostrar que puede con el que tiene. Porque, hasta ahora, su gestión ha sido más ruido que acciones, más imagen que trabajo y más promesas que resultados.
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